Los árboles

Hubo un tiempo en que los árboles crecieron con sus ramas huesudas y quebradas única y exclusivamente hacia arriba.  Los científicos miraron aquel prodigio con asombro fingido y dijeron que el Apocalipsis estaba muy cerca.  Los religiosos se acercaron a los árboles con expresiones de sosiego y estudio, y dieron todo tipo de explicaciones relacionadas con la botánica.  Era el otoño.  Las hojas restantes cayeron y las ramas quedaron completamente desguarnecidas mientras los animales silvestres huían de los troncos helados para esconderse del otro lado del horizonte, en el mar.  Las ramas terminaron de enderezarse cuando terminó el invierno.  La primavera hizo volver a los insectos y éstos se volvieron plaga.  Las cosechas fueron destruidas, los animales sacrificados y los alimentos comprimidos.  Los jóvenes salieron a las calles a anunciar el fin del mundo con pancartas enormes y gritos de protesta dirigidos al Creador.  Los niños y los profesionistas dejaron de usar lápices, y, al verse impedidos de borrar, escribieron con teclados electrónicos, sin errores.  El verano llegó y todos los árboles pasaban ya de los dos metros de altura.  Un año había pasado y el hombre aún no comprendía el por qué de aquel proceder de la naturaleza.  Las iglesias comenzaron a ceder y a perdonar a la gente sus pecados en las plazas, las cuales se quedaron sin plantas porque hubo que talar todo para que cupieran todos.  Los científicos comenzaron a estudiar con verdadero ahínco los troncos y las ramas, y se dieron cuenta de que estaban más normales que nunca.  Así, todas las personas de la Tierra que no estaban vinculadas con la ciencia o con la religión comenzaron a perder su fe en la evolución y en la creación cuando se dieron cuenta de que los científicos y los sacerdotes se estaban enriqueciendo a sus costillas.  Y, un día, simplemente, los tiraron al vacío.  Al día siguiente comenzó la verdadera primavera y los hombres salieron a las calles a trabajar y a vivir en paz, sin usar más de lo necesario y pensando sólo en el porvenir con paciencia y sabiduría.  De los árboles brotaron hojas, las ramas florecieron y las flores dieron fruto en abundancia.  Y dijo Dios:  Es increíble que estos pobres hombres requieran de tanto para comprender que la ciencia y la religión consisten sólo en ser feliz.

 

 

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                                                                                                                                         Escrito en 1991

Acerca de Hugo Dragón

Amo escribir, y el poco tiempo que tengo para hacerlo lo vivo intenso. De ahí la estructura corta de mis relatos. Algún día aprenderé a promocionarme...
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6 respuestas a Los árboles

  1. Unknown dijo:

    Hermoso escrito q me dejó mucho q pensar.
    Buena semana.
    Saludos.

  2. cecilia dijo:

    wau…de verdad que me encantó …
     
    cecy

  3. Hugo dijo:

    ¡¡¡Ándele!!! chingoncito el cuento… y sobre todo la moraleja. Ojalá y algún día la fe no necesite de templos, odios y… dinero. OjaláUn abrazo Tokay

  4. ßlanca dijo:

    Contundente…
     
    Vamos por el mundo revestidos por dentro y por fuera de tantas cosas innecesarias que sólo nos sirven para luego andar de quejumbrosos.
     
    Ya lo extrañaba, amigo.

  5. ҳ̸Ҳ̸ҳ Ilián a.k.a MiTa dijo:

    Tan fácil como volver a lo básico jeje
     
    En fin, vengo a desearte una feliz navidad y que estas fiestas navideñas estén llenas de felicidad para ti, que las disfrutes con tu familia y amigos y que el próximo año venga colmado de éxitos para tí, en lo personal y sobre todo en lo profesional.
     
    Un abrazote
    Arrivederci

  6. Betty dijo:

     
    Te das cuenmta mi niño que para ser felices solo necesitamos amor????
     
    Te he leído los últimos post, creo que por fin está o ha llegado a tu vida el amor, no sabes que feliz estoy por tí…
     
    Cuidate mucho, que éste año realices todas tus metas y tu vida esté llena de amor, paz y salud…
     
    Recibe un fuerte abrazo mío…
     
     
    Lu de Lira

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